El primer texto de este blog se publicó el 19 de enero de 2008.

sábado, 9 de febrero de 2008

Lobos


Los colmillos eran un destello, la pelambre una masa pasando, los ojos un reflejo de nuestro miedo, la sangre una humedad que salpicaba mientras los gritos y ladridos secos nos hacian saber que no era un sueño; cuando entraban los acompañaba el frio de afuera o de la muerte misma y uno se envolvía más en las pieles con la esperanza de no ser percibido pero era imposible no oler a humano... no importaba nada, no importaba si amanecías sin padres o faltaba un hermano, lo importante era amanecer...
Sucedía cada mal invierno, los inviernos pasables los lobos preferían otras presas pero acosados por el hambre nos atacaban cuando no encontraban nada más... el fuego los alejaba pero las nevadas lo apagaban en el momento menos propicio y los puntos de luz inquietos en la maleza cercana se acercaban entonces confundiéndose con la nieve y dejando un rastro recorrido de regreso con manchas rojas.
Los lobos eran como los dioses: implacables para hacer su voluntad, sin permiso quitaban la vida; cuentos antiguos narraban cómo los dioses también nos hicieron sangrar; pero éramos entonces un imperio y saciábamos estas ansias divinas con prisioneros de guerra; ahora apenas invocábamos nuestros espíritus con rezos y danzas antes de ir a pescar... no había guerras tampoco, ni siquiera otro manada de humanos en muchas caminatas a la redonda; cuando nos tropezábamos podiamos intercambiar cosas... de esta manera hacía años nos proveíamos de pieles para abrigarnos y algunas otras cosas que no de fabricábamos por falta de costumbre o comodidad.
Si poco probable era tropezarse con un hombre fuera del grupo, practicamente era imposible ver un lobo a pesar de saberlos tan cerca, muchos creian que los aullidos eran el silbido de sus cuerpos cuando se trasladaban cortando el viento con el aguzado hocico, imposibles de atrapar, imposibles de detener tal y como el mismo espíritu protector.
Una día vi el primer lobo muerto, en ese momento dejé de tener fe también en aquél protector invisible, impalpable, hablado en tantas historias, responsable de todo, respetado por todos en abundancia o desgracia... Hasta ese momento también los lobos eran apenas sombras y sensaciones, fantasmas venidos a nuestras tiendas a exigir su ofrenda... pero alguno quedó rezagado, alguien revolviéndose en el dolor de una mordida le clavó un cuchillo de descamar y brotó la vida del lobo hacia afuera y quedó a medio camino entre la ceniza de la hoguera y los árboles
A la mañana lo rodeamos sorprendidos... Mun-jeak se atrevió a voltearlo, la mandíbula contraida estaba rígida, la boca dentada ya no era peligro... algunos casi danzaban dando gracias... ¿qué hacer? ¿colgarlo de un palo para ejemplo...?¿echarlo un poco más adentro en el bosque para que los suyos dispusieran de él?... Annut , el mas viejo propuso comerlo... nunca habíamos sentido la venganza como motivación para hacer algo pero esta vez nuestros estómagos vacios estimularon la idea... Annut era sobreviente de un ataque de lobo y su brazo cercenado lo demostraba, envejeció haciendo labores de mujeres por su inutilidad y su condición lo hizo casi sagrado; la sabia palabra de Annut era respetada.
Con el humo de la hoguera mezclado con olor a carne quemada se iba disipando el miedo.... se comenzaron a hacer planes para ir en busca de los otros lobos... sería bueno tener más de estos hasta que se descongelara el rio y pudiéramos tener abundante pesca... y si tomábamos la delantera no nos atacarían... ¿han visto alguna vez un pez atacando a un hombre? al contrario suben a la superficie con sus ojos asustados y mueren de miedo cuando lo hemos dominado con el anzuelo... eso tenemos que hacer con los lobos... hablando de cosas más prácticas tendríamos que ver cómo haríamos esto... con anzuelos y cuchillos de descamar sería dificil emprenderla contra una manada de lobos sin ser lastimados.... pero tampoco esperariamos dormidos lo inevitable... al menos nos prepararíamos.
El humo se perdia en el cielo, algo, se perdia en mi... los lobos, los dioses... ¿contra quién emprendíamos la batalla?.... ¿Si los exterminábamos todo iba a ser asi de igual por el resto de la vida?¿todos los hijos se convertirían en adultos? ¿alcanzaría entonces la comida en esos inviernos donde ya no vendrían los lobos?
Quizás no sea tan buena idea perder la fe.

diciembre MMII

viernes, 1 de febrero de 2008

Cayendo la tarde

“Donde quiera que encuentras abejas, ahi estarán los rajís”- palabras de un raji-

Mi padre desciende sudoroso del árbol y me dedico a sacarle los aguijones de abeja de su rostro; aun no puedo trepar pues soy pequeño y me tengo que dedicar a esta otra tarea, madre ha estado haciendo el humo para azorar a los insectos pero ellos defienden lo suyo con encono… aunque no sé si en definitiva la miel y la cera fue creada para los rajies, si Dios permite que la tomemos asi será… abuelo decía que el árbol mismo era Dios y por eso nos provee de ese alimento…
Hoy hemos sacado buena cosecha y nos retiramos al rio; hoy tenemos un acompañante inusual, no es la primera vez que viene y nos divierte, es Eric con su cámara de fotografiar… se empeña en hacer vida con nosotros para tomarnos fotos y anotar todo lo que ve con sus ojos claros y semi asustados, asustados de la altura cuando sube para estar más cerca de papá, susto de las picadas de abejas a las que no se acostumbra…
Hacemos la comida del día, pronto nos iremos de este claro pues el rio está por crecer, de todos modos también las abejas están por irse e iremos tras ellas; Eric dice que él vive todo el año en un mismo lugar, o al menos ahí regresa siempre después de sus viajes y alli guarda sus cosas y hasta recuerdos familiares… un rají no lleva más de lo que pueda acarrear sobre sí y quizás por eso nos dicen mendigos… pero no pedimos a nadie, nuestra gran familia va de un lado a otro y sólo vamos a los poblados a trocar la miel y la cera por sal, vasijas, ropa a veces… tampoco es frecuente toparnos con otros rajíes, el bosque es inmenso aunque abuelo dice que era mayor y además antes nadie reclamaba su propiedad; ahora los gendarmes nos hostigan, destruyen nuestras casas antes que el rio pues dicen que es “propiedad estatal” y si un comerciante del pueblo les dice que los estamos molestando le creen y nos echan.
Me entrego al atardecer sobre el rio, al olor a pescado, a las historias de abuelo y a la compañia de Eric y sueño con escalar el más grande árbol con una buena esposa al pie y un hijo que me saque los agijones de abeja.

enero 30 MMI