El primer texto de este blog se publicó el 19 de enero de 2008.

sábado, 6 de marzo de 2010

...se nos movió el piso/ reportaje de una chilena

La experiencia de Lorena, narrada para la comunidad virtual de Multiply la traigo aqui hoy como un vívido reportaje del terremoto en Chile

Vivo en un país sísmico. He vivido, por tanto, miles de temblores de diversa intensidad. Éste, es el segundo terremoto que me toca vivir y con seguridad, no será el último.

Siempre que tiembla, la pregunta inmediata no verbalizada es ¿será este un terremoto? incluso si es de poca intensidad, pues mi país es tan largo que un terremoto en una región, puede ser un simple sismo en otra. Por ello, lo inmediato, es poner atención a lo que indican, las informaciones preliminares, si es que el mismo sismo, no nos indicó nada en principio.

Se esperaba un terremoto de proporciones, para la región, dado el tiempo que no se producía uno. Si bien, no se puede determinar la fecha probable o su intensidad, se sabe, que éstos cumplen ciertos ciclos, por la necesaria liberación de energía que se provoca por el roce de dos grandes placas tectónicas que se topan, justo bajo nuestros pies.

Por ello, tenemos cierta cultura sísmica, que se traduce en normas estrictas de construcción y cierto "saber que hacer" en tales circunstancias.

En tal caso, lo urgente es el corte de energía y gas, abrir puertas para no quedar encerrados por el descuadre de éstas y ubicarse en el lugar más seguro de la casa, que puede ser bajo un dintel o al costado de un mueble que pueda dejar un espacio vital ante derrumbe.

Incluso, los terremotos, suelen dejar segundos previos de aviso para actuar rápidamente como les indico... salvo que uno esté durmiendo profundamente, que un sismo sea particularmente fuerte o se esté alejado de las llaves de paso o puertas principales...

En este sismo, para muchos se dieron todas estas últimas condiciones simultáneamente, con devastadoras consecuencias. El terremoto fue a las 3,30 de la madrugada y duró aproximadamente unos tres minutos, a una intensidad de 8,8 grados Richter en su epicentro, ubicado a unos 400 kilómetros al sur de Santiago, en una localidad llamada Cobquecura. Abarcó siete regiones, en cinco de ellas con características de terremoto, propiamente dichas.

Éste, según he oído, se ha catalogado como el quinto más fuerte, que ha conocido la humanidad. Aún, teniendo cultura sísmica, es algo para lo que no se puede estar 100% preparado.

En mi caso, comenzaba a dormir, Arjona en el Festival de Viña, me mantuvo despierta hasta tarde, por lo que hacía pocos minutos me había acostado. Acostumbrada a los temblores, no siempre me levanto cuando los siento y tenía sueño, por lo que no le dí mucha importancia a los primeros segundos, que no fueron muy distintos a los varios que ya había sentido este año... hasta que crujieron los vidrios y mi cama hizo un movimiento brusco, al tiempo que se hizo un resplandor por los cortes de energía inmediatos.

Mi casa es de tres pisos, los dormitorios están en el segundo y tercer piso, lejos de la puerta principal y las llaves de paso que cortan todo, por lo que lo único atinado era mientras intentaba vestir algo (siempre digna, jaja), equilibrándonos medianamente, nos ubicamos en el lugar más seguro de la casa, que en nuestro caso, es el cubículo de la escalera, en el segundo piso, pues junto a la del vecino forman una estructura que es como la columna vertebral de la casa. Si cae todo, ahí se producirá algún espacio vital, que podría permitir la sobrevivencia de alguien.

Era imposible, mantenerse en pié sin apoyo. Estábamos todos abrazados (la mejor forma de morir creo). No sé por qué, pero en situaciones así, suelo tener mucha sangre fría, no permití la desesperación de nadie y los mandé a callar (me salió la dictadura que llevo dentro, jaja), no faltó quien quería salir despavorido corriendo a la calle, pues es lo que indica el instinto de supervivencia, logré contenerlos, afortunadamente. Nuestro silencio, nos permitía oír el crujir de todo, la casa misma, todo lo que se podía caer cayendo, las alarmas circundantes, el griterío de los vecinos cercanos y lejanos... todo en absoluta oscuridad... eterno. Por todo ello, ya sabía que estábamos viviendo un gran terremoto, sin embargo, estaba tranquila, porque estábamos en un buen lugar...

Una vez, terminado el sismo, se hicieron los cortes respectivos en las llaves de paso, se abrieron las puertas de acceso y salimos a ver la casa desde afuera para determinar si debíamos abandonarla o no. Todo eso lo hice descalza, cuando llegó la luz de día, me dí cuenta que el trayecto que caminé por la cocina estaba plagada de loza quebrada, no sé como no me hice ningún corte.

La sensación al salir, fue muy extraña, había luna llena y el cielo estaba estrellado como nunca. Fue una noche especialmente despejada. Nos dimos cuenta que varios de nuestros vecinos sufrieron desprendimientos parciales de techumbres, dañando vehículos estacionados a la entradas de las casas, pero que pudo ser peor si alguien hubiese salido en ese momento a la calle. Cada teja asfáltica, pesa alrededor de cuatro kilos. Es providencial que no hubiese heridos. Lo bueno, es que al ser casas relativamente nuevas, existen seguros comprometidos. Mi casa, no presenta ningún daño. A menos de diez kilómetros, hay edificios enteros que deberán ser demolidos.

En una longitud de más de 600 kilómetros, existen pueblos, caceríos y ciudades que desaparecieron del mapa. Borrados por el terremoto o por los tsunamis. La carretera que sirve de columna vertebral a mi país y une a las diversas localidades, está fracturada en varias partes. Los daños son incalculables, los fallecidos, pienso, jamás se sabrá cuantos. La cuenta oficial va en setecientos y cientos de desaparecidos. Muchas denuncias de desaparecidos no se harán porque desaparecieron familias y pueblos completos.

En las dos regiones más afectadas, se estableció el estado constitucional de catástrofe, lo que implica que las fuerzas armadas, se harán cargo, del orden público, del restablecimiento de los servicios básicos, del apoyo a la búsqueda de sobrevivientes atrapados en todo tipo de construcciones y de la repartición de alimentos de campaña. Toda la institucionalidad está afectada en esos lugares y como no hay distribución normal de bienes, se han producido desmanes que deben ser controlados. De momento, no existe forma de ir a ayudar, pero ya diversas organizaciones se preparan para lo que viene.

Tengo entendido que la ayuda internacional sólo se produce a petición del gobierno. Como aún se está en proceso preliminar de recabar información y la ayuda se solicitará de manera seria y acotada, ésta no ha sido aceptada en principio, salvo los hospitales de campaña, que se requieren con urgencia y que Argentina, al menos, ya ha puesto a disposición de nuestras autoridades. Es algo que agradezco, en nombre de quienes no pueden hacerlo.

Santiago, comienza a funcionar paulatinamente, se ha restablecido la comunicación en gran parte, los servicios básicos en muchas partes es aún intermitente, el transporte, incluído el metro luego de las inspecciones de rigor, comienzan a operar con relativa normalidad.