El ambiente generado, a traves de la prensa, por las palabras del segundo hombre de Al Quaeda hacia el presidente electo de Estados Unidos, palabras no sólo retadoras, como es de costumbre en le beligerante retórica de estos líderes, sinó insultantes por su contenido racista, me recuerda las primeras semanas posteriores al derribo de las torres gemelas en el 2001: de un espanto hacia lo sucedido, de historias de heroicidad de los cuerpos de salvamento y miles de relatos conmovedores ante cámara o via radio de los sobrevivientes y los testigos se pasó, mediante declaraciones aqui, palabras acá, a exacerbar el sentimiento de venganza hasta llegar al climax de hacer creer en la necesidad de la guerra directa con los talibanes conmoviendo a todos con un motivo adicional: el trato dado a las mujeres por esta facción de radicales musulmanes, trato abominable a los ojos occidentales; esto habría que erradicarlo; con la invasión a Afghanistán, para ser presisos a Kabul, no sólo se vengaba a las víctimas del atentado terrorista en suelo norteamericano sino se liberaba a un pueblo oprimido... fórmula repetida después en los cambiantes motivos de la guerra de Irak menos popular pero igual de sostenida por todos estos años con especial intensidad (al menos a nivel de prensa la cual siguió los tanques norteamericanos desde su inicio por el desierto ruta a Baghdad) al punto de que a algunos se les olvidaba la guerra en Afghanistán.
Ahora este lider de Al Quaeda ha insultado al mesias político, al negro buena gente de palabra dulce y enérgica que ha ganado respeto y apoyo en todos los paises antes de entrar en funciones en la Casa Blanca; su slogan de "cambio" parecía una sincera premisa de su gobierno. La reacción lógica ante estos insultos es pensar ¿cómo puede ser eso? ¿Cómo herir de esa manera a este hombre tan especial? ... y comenzamos a odiar a esta gente de Afganistán que de verdad merecen ser castigados, pensamos, y no importa si hay que meter en Pakistán también para donde ya se ha escapados varios proyectiles y tropas.
Al final del segundo debate Obama-MaCain, el unico que vi, Obama nos ofreció, como postre, su intención de traspasar la endeble frontera afghano-pakistaní si era necesario para controlar a los militantes talibanes... ese viso inusual en el candidato demócrata me pareció un coqueteo con una parte de los votantes que no había conquistado: aquellos quienes dan por sentado el derecho de Estados Unidos a estar en estos paises, mediar en sus conflictos, controlar su gobierno incluso sin importar la opinion de sus habitantes y gobernantes; para muchos norteamericanos Estados Unidos es el mundo y/o viceversa.
Lo que pareció un alarde de campaña era el comienzo de una política seguramente ya diseñada y he aquí otra pieza a la vista: ese cintillo retratando al lider Talibán como un ser repulsivo y anárquico insultando al bien recibido nuevo presidente de Estados Unidos. No dudo, por supuesto que, si Al-Zawahiri dijo algo acerca de Barack Obama, no fueron piropos ni halagos y, basándonos en los pronunciamientos sobre la guerra en el Medio Oriente de este último, mucho menos; tampoco dudo de las grandes abismos ideológicos, culturales y de todo tipo entre la mentalidad de Al-Zawahiri y el mundo donde vivo lo cual lo hace parecer tan repudiable como lo es para él quienes vivimos de este lado, especialmente los cabecillas políticos; pero esta manera de presentar las cosas de quienes intentan manipularnos y al final lo hacen me parece ya manida e innecesaria además pues nuestra opinión no pesa en la decisión de hacer o no las guerras, en saquear otros paises o en pactar las alianzas de poderes ocultas o a flor.
Ahora este lider de Al Quaeda ha insultado al mesias político, al negro buena gente de palabra dulce y enérgica que ha ganado respeto y apoyo en todos los paises antes de entrar en funciones en la Casa Blanca; su slogan de "cambio" parecía una sincera premisa de su gobierno. La reacción lógica ante estos insultos es pensar ¿cómo puede ser eso? ¿Cómo herir de esa manera a este hombre tan especial? ... y comenzamos a odiar a esta gente de Afganistán que de verdad merecen ser castigados, pensamos, y no importa si hay que meter en Pakistán también para donde ya se ha escapados varios proyectiles y tropas.
Al final del segundo debate Obama-MaCain, el unico que vi, Obama nos ofreció, como postre, su intención de traspasar la endeble frontera afghano-pakistaní si era necesario para controlar a los militantes talibanes... ese viso inusual en el candidato demócrata me pareció un coqueteo con una parte de los votantes que no había conquistado: aquellos quienes dan por sentado el derecho de Estados Unidos a estar en estos paises, mediar en sus conflictos, controlar su gobierno incluso sin importar la opinion de sus habitantes y gobernantes; para muchos norteamericanos Estados Unidos es el mundo y/o viceversa.
Lo que pareció un alarde de campaña era el comienzo de una política seguramente ya diseñada y he aquí otra pieza a la vista: ese cintillo retratando al lider Talibán como un ser repulsivo y anárquico insultando al bien recibido nuevo presidente de Estados Unidos. No dudo, por supuesto que, si Al-Zawahiri dijo algo acerca de Barack Obama, no fueron piropos ni halagos y, basándonos en los pronunciamientos sobre la guerra en el Medio Oriente de este último, mucho menos; tampoco dudo de las grandes abismos ideológicos, culturales y de todo tipo entre la mentalidad de Al-Zawahiri y el mundo donde vivo lo cual lo hace parecer tan repudiable como lo es para él quienes vivimos de este lado, especialmente los cabecillas políticos; pero esta manera de presentar las cosas de quienes intentan manipularnos y al final lo hacen me parece ya manida e innecesaria además pues nuestra opinión no pesa en la decisión de hacer o no las guerras, en saquear otros paises o en pactar las alianzas de poderes ocultas o a flor.