Cuatro de julio, dia de la independencia de Estados Unidos; a la luz de la nueva ofensiva del ejército norteamericano, con un nuevo commander in chief, contra los talibanes afghanos desde principios de año y de su retirada parcial de Irak; después de más de siete años y medio escuchando sobre Al Quaeda, Osama Bin Laden, los talibanes, Kabul y más adelante Baghdad, Hussein; ampliándose nuestra cultura “terrorista” con el Valle del Swat, Waziristán, Al Sadr, sunitas, chiitas, Sharia, Khyber pass, me surge una duda: ¿Contra quién es la guerra de los norteamericanos? y no consigo esclarecer quién es el enemigo de ese ejército sofisticado que paga miles de millones de dólares de alquiler en bases militares en paises aledaños a los del conflicto y mantiene centenares de miles de hombres equipados con costosas armas y uniformes y luego dice que la crisis económica es es por el asunto de los bienes raices y porque la bolsa cayó.
Desde el comienzo de siglo marcado por el atentado a las torres gemelas del World Trade Center estamos asistiendo a la “War on terror” justificada por el débil concepto de guerra preventiva satisfaciendo de paso el deseo de venganza alimentado contra quienes osaron atacar suelo norteamericano; amén de las bien fundamentadas teorías de conspiración que hacen dudar hasta de le existencia de Bin Laden, George W. Bush comenzó su cruzada primero contra un siniestro personaje de esporádicas apariciones en cortos videos de amenazante calma contra los infieles; de los talibanes, anfitriones de líder de al Quaeda, ya conocíamos su discriminación a la mujer y otras costumbres abominables para el mundo occidental; muy a propósito, con mucha antelación se nos había inyectado el odio hacia ese grupo, con base en Kabul, inculpado por el acto terrorista de mayores consecuencias posteriores de la historia.
En 2003 fuimos testigos mudos del comienzo de la impopular invasión a Irak, principio del via crucis inesperado para la historia bélica norteamericana; a los pocos años, con miles de víctimas militares e innumerables de bajas civiles (casualties) se estaba hablando del Viet-Nam del Medio Oriente. Sacado Hussein del poder, aún con el ejército más moderno del mundo en las calles se desató el caos de los antagonismos en un pueblo trágicamente dividido; los jóvenes soldados de uniforme camuflado se vieron envueltos en una guerra civil ajena donde todos luchaban contra todos y nadie quería al invasor por mucho que les hubiera quitado de encima el dictador.
El cuadro entregado al nuevo presidente norteamericano fue muy complejo y para contra en medio de una recesión económica de talla mundial y el episodio del ataque a la franja de Gaza por los israelíes, aliados incondicionales de Estados Unidos repudiados por el mundo por su acto de barbarie, mas “no matter of what” defendido por Washington.
Hoy Barack Obama ha cumplido con sus promesas de campaña comenzando la retirada escalonada de territorio iraquí; inmediatamente se han desatado hechos literalmente explosivos en diferentes puntos de ese país con un saldo de más de un centenar de muertos. No obstante esto no es lo importante para la nueva política; con gran movimiento de marines apoyados por la fuerza aérea de la OTAN y el ejército regular afghano tomando desde el sur la región dominada por los talibanes, Obama le da forma a la guerra; hace más entendible el mapa de la dirección de las tropas y sus objetivos; el enemigo no sale de una esquina, no es un niño con un chaleco-bomba; está allí adonde lo están llendo a buscar; con este paso se reinvindica un tanto la dignidad del ejército norteamericano que sino con el rabo entre las piernas al menos sin trompetas de triunfo han salido de Irak.
Para reponderme la pregunta hecha en el pimer párrafo de este texto hube de retroceder un poco en la historía y ver cómo Estados Unidos combatió al comunismo desde los enfrentamientos directos con los seguidores de Ho Chi Min hasta solapadamente a través de la CIA en cualquier rincón del mundo especialmente en los estados emergentes africanos con esa inclinación; la mancha roja euro asiática no debía desbordarse al resto del mundo, era suficiente con esa espinita clavada a noventa millas detonante de La Crisis de Octubre estratégicamente saldada con Moscú.
Mi conclusión es que la política americana no distingue entre dictadores u orientacion ideológica o religiosa: no ha hecho mucho con dictadores de paises irrelevantes para sus propósitos y han sido amigos de algunos cuando conviene; en la historia reciente su mayor aliado económico es China y apoyaron a Musharraf en Pakistán hasta su renuncia.
Ahora se me revela y es simple: Estados Unidos combate a los enemigos de su mercado, va a la conquista de territorios donde será difícil abrir una franquicia de Mc Donald, vender Coca Cola o distribuir el estereotipado producto de Hollywood y es antagónico de aquellos que ensombresen su hegemonía en el mercado de energéticos como la Rusia de Putín; con esa perspectiva barre a los talibanes con aires de justiciero y preventivo y de paso gana su guerra en el área donde en un futuro pasarán las rutas del petróleo y el gas natural de Asia Central hacia la salida al mar comprometida con Hormuz, puerto en Irán, por lo que no nos extrañemos que la ireciente nestabilidad en ese país haya sido, quién sabe como, catalizada, desde La Casa Blanca sin quitar un ápice de razón a las motivaciones y legitimidad de las protestas; cómo no nos extrañemos que años más adelante intervenga en la discusión de Teherán por sus derechos de parte del Mar Caspio.
La guerra para Estados Unidos es una inversión y en los frios cálculos de las ganancias a corto y largo plazo no entran las miles de vidas perdidas; de todos modos los gringos se encargarán de hacer la historia, de designar a los héroes y quienes, sin ánimo de originalidad, vislumbramos tales cosas nos tenemos que conformar con el patético papel de la “oposición” intelectual sólo con una débil voz en un minúsculo rincón del mundo virtual.
viernes, 3 de julio de 2009
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