La toma de poseción del cargo del presidente de Estados Unidos es un acto precedido y sucedido por espectativas a todo nivel; para muchas generaciones esto ha marcado una nueva etapa cuando necesariamente se hace un balance de lo acontecido bajo el gobierno anterior y se echa una mirada al panorama mundial para tener una idea de qué enfrenta el nuevo mandatario.
El próximo veinte de enero la Casa Blanca acogerá oficialmente a Barack Obama tras ocho años neurálgicos para la historia del país y el mundo en los que mucho tuvo que ver las decisiones de la cúpula estadounidense.
George W. Busch, siguiendo la tradición de los presidentes republicanos, se ganó la animadversión de muchos en el mundo y fue la cara de los responsables de los usuales actos de prepotencia bélica, como también el protagonista de más de una estupidez en toda la extensión de la palabra y del cinismo en toda la acritud del término; el bien publicitado acto de repudio de un periodista iraquí quien le lanzara sus zapatos y lo insultara públicamente es un buen colofón para su gobierno.
El presidente entrante parece estar dispuesto a tomar las grandes decisiones necesarias según lo heredado: un panorama doméstico “impeorable” y recientes movimientos a nivel internacional que no han mejorado en nada la posición de una nación aun líder político y económico mundial pero con claras señales de decadencia; quizás a Barak Obama, emanando la mejor imagen de confianza y fuerza le toque manejar el comienzo de la transición de poderes mundiales en el principio de un proceso que puede abarcar el resto del incipiente siglo si bien los acontecimientos se suceden hoy día más vertiginosamente.
No obstante para algunos intereses del gobierno las cosas no son catastróficas; la era de Bush dejó un mecanismo útil pare tener todo bajo control al menos internamente comenzando por el “patriot act” post 9-11 y terminando con los últimos préstamos multimillonarios a compañías automotrices (claves en la economía nacional) lo cual pudiera dar al traste con el paso de estas empresas a manos estatales, sin descontar el conveniente miedo insuflado hacia el enemigo que podría atacar, el enemigo invisible que puede estar dentro (está adentro, es el propio miedo) y bajo estas premisas la justificacion de actos de barbarie en Guantánamo, de violación de la privacidad y entrega practicamente de la voluntad del pais al commander in chief.
Como “policía bueno” en el juego de siempre el nuevo líder está manejando las cosas de otra manera; entramos en la era de la confianza, de la esperanza; en la era en la cual practicamente nos podemos comunicar directamente con EL por la internet.
No obstante confio no tanto en las sinceras y buenas intenciones de los siempre manipuladores, sino en la necesidad y del cambio para todos; hay urgencia de enfocar las cosas de manera diferente esta vez; ha sido asi, por ejemplo, en el nombramiento de un ministro de energia metido de a lleno en fuentes de energía alernativas, premio nobel de fisica con publicaciones del tema; esto es sólo una muestra de un equipo muy calificado donde la cara más conocida es Hillary Clinton quien como Secretaria de Estado enfrenta un panorama muy intenso: crecientes conflictos en Africa (léase guerrillas del Congo en control del país, el irresuelto caso de Somalia con el anunciada salida de las tropas etíopes, el empecinado Robert Mugabe en Zimbabwe, la constante Darfur en Sudan y un largo etc.); el Medio Oriente matizado hoy con la creciente tensión Indio-Pakistaní amén de la transición de tropas de Irak a Afghanistán, delicado paso que le puede costar la credibilidad al presidente y finalmente, pero no menos importante el "factor Rusia" y sus consistente lucha por el control de los recursos energéticos que incluyó la invasión a Georgia y a nivel militar su presión por limitar la expansión de la OTAN.
El próximo veinte de enero la Casa Blanca acogerá oficialmente a Barack Obama tras ocho años neurálgicos para la historia del país y el mundo en los que mucho tuvo que ver las decisiones de la cúpula estadounidense.
George W. Busch, siguiendo la tradición de los presidentes republicanos, se ganó la animadversión de muchos en el mundo y fue la cara de los responsables de los usuales actos de prepotencia bélica, como también el protagonista de más de una estupidez en toda la extensión de la palabra y del cinismo en toda la acritud del término; el bien publicitado acto de repudio de un periodista iraquí quien le lanzara sus zapatos y lo insultara públicamente es un buen colofón para su gobierno.
El presidente entrante parece estar dispuesto a tomar las grandes decisiones necesarias según lo heredado: un panorama doméstico “impeorable” y recientes movimientos a nivel internacional que no han mejorado en nada la posición de una nación aun líder político y económico mundial pero con claras señales de decadencia; quizás a Barak Obama, emanando la mejor imagen de confianza y fuerza le toque manejar el comienzo de la transición de poderes mundiales en el principio de un proceso que puede abarcar el resto del incipiente siglo si bien los acontecimientos se suceden hoy día más vertiginosamente.
No obstante para algunos intereses del gobierno las cosas no son catastróficas; la era de Bush dejó un mecanismo útil pare tener todo bajo control al menos internamente comenzando por el “patriot act” post 9-11 y terminando con los últimos préstamos multimillonarios a compañías automotrices (claves en la economía nacional) lo cual pudiera dar al traste con el paso de estas empresas a manos estatales, sin descontar el conveniente miedo insuflado hacia el enemigo que podría atacar, el enemigo invisible que puede estar dentro (está adentro, es el propio miedo) y bajo estas premisas la justificacion de actos de barbarie en Guantánamo, de violación de la privacidad y entrega practicamente de la voluntad del pais al commander in chief.
Como “policía bueno” en el juego de siempre el nuevo líder está manejando las cosas de otra manera; entramos en la era de la confianza, de la esperanza; en la era en la cual practicamente nos podemos comunicar directamente con EL por la internet.
No obstante confio no tanto en las sinceras y buenas intenciones de los siempre manipuladores, sino en la necesidad y del cambio para todos; hay urgencia de enfocar las cosas de manera diferente esta vez; ha sido asi, por ejemplo, en el nombramiento de un ministro de energia metido de a lleno en fuentes de energía alernativas, premio nobel de fisica con publicaciones del tema; esto es sólo una muestra de un equipo muy calificado donde la cara más conocida es Hillary Clinton quien como Secretaria de Estado enfrenta un panorama muy intenso: crecientes conflictos en Africa (léase guerrillas del Congo en control del país, el irresuelto caso de Somalia con el anunciada salida de las tropas etíopes, el empecinado Robert Mugabe en Zimbabwe, la constante Darfur en Sudan y un largo etc.); el Medio Oriente matizado hoy con la creciente tensión Indio-Pakistaní amén de la transición de tropas de Irak a Afghanistán, delicado paso que le puede costar la credibilidad al presidente y finalmente, pero no menos importante el "factor Rusia" y sus consistente lucha por el control de los recursos energéticos que incluyó la invasión a Georgia y a nivel militar su presión por limitar la expansión de la OTAN.
Ante el juego a enfrentar Barak Obama ha seleccionado sus fichas, esperemos el veinte de enero para ver cómo comienza esta nueva partida.