A pesar de vivir en America cuando se habla de paises en guerra suelo remitirme a Afghanistán, Pakistán y Somalia por mencionar los conflictos bélicos más destacados por la prensa por estos dias, si bien en muchos otros puntos de otros continentes donde existen innumerables grupos separatistas o reinvindicadores de diferentes causas; de hecho hay muy pocos paises en Africa, por ejemplo, que se escapan a tener guerrillas en sus selvas; es por ello que cuando en marzo murió el presidente de Guinea Bissau en un atentado debido a rivalidades con los militares esto no fue un shock a pesar de ser un jefe de estado en funciones.
Este año además han muerto en atentados dos ministros de Seguridad Nacional: Umar Hashif de Somalia en junio y Abdullah Lagmani de Afghanistán en septiembre estando esto dentro de la “lógica” en estos paises en guerra; recientemente otros tres ministros somalíes murieron cuando una bomba explotó durante la graduación de una escuela de medicina.
Hoy escribo estas lineas a pocos dias de la muerte del gobernador del departamento de Caquetá en Colombia degollado por sus raptores a las pocas horas de haber sido sacado impunemente de su casa; esta noticia conmueve al país, al continente y al mundo; expone la realidad de una nación con guerrillas antigubernamentales durante cuatro décadas y lacerada por el fenómeno del paramilitarismo, el narcotráfico y el común de muchos paises de gran desigualdad social: la pobreza.
El asesinato de este político en funciones, supuestamente por Las Fuerzas Armadas revolucionarias de Colombia (FARC) es un hecho que empaña la propaganda triunfalista del presidente por la seguridad democrática; este año se ha divulgado con gran entusiasmo las deserciones del grupo guerrillero y la muerte de sus líderes ya sea en escaramuzas allende las fronteras o por muerte natural, a si como la exitosa Operacion “Jaque” de liberación de secuestardos incluidos tres militares norteamericanos; todo eso puede quedar atrás con el secuestro y muerte del señor Luis Cuellar; es un hecho que cuestiona todo lo anteriormente hecho y puede sacudir desfavorablemente la idea de la re-elección, ilegal pero en camino, del presidente Uribe.
He tenido el privilegio de vivir por cortos períodos en ese país, un pais fuera del contexto continental, renuente al socialismo del siglo XXI del que soy personalmente detractor en su versión autoritaria, calco de la fórmula fidelista y entre otras cosas he palpado la falta de una infraestructura para salir de su gran bache político y económico.
Hay quienes sostienen que hay guerras necesarias y paradojicamente en pro de la paz en el caso de eColombia la prioridad quizás sea la revisión de todo aquello que genera la gran pobreza y el mega enriquecimiento de quienes entonces no contribuyen a la economía nacional pues sus casas están repletas de cosas compradas en el extranjero…. es sólo una percepción elemental muchos estudios verdaderamente serios se han hecho sobre la situación de Colombia, pero pocos han sido los líderes claros y entregados al país y por tanto escasas las acciones efectivas.
La re-elección de Uribe hace cinco años y el sólo haber manejado la posibilidad del continuismo aún con el país tomado por los facciones armadas, sea cual sea su propósito, demuestra la profunda crisis social del pais, bomba de tiempo para un cambio radical que dé la ilusión de una solución para esa mayoría hoy desfavorecida.
Cualesquiera que hayan sido las motivaciones para matar al gobernador del Caquetá esta marca un hito en la historia de violencia contemporánea de Colombia; Alvaro Uribe y sus partidarios han de replantearse su estrategia fallida y tal como Ingrid Betancourt fue en su momentum el avatar de los secuestrados, Luis Cuellar es el rostro de la impunidad de quienes se decía estaban casi derrotados.
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