
Someter a la mujer al uso dela burka, según opinan algunos, es “la punta del iceberg” de un gran problema. En mi opinión su prohibición es otro tanto de un asunto social que afecta más allá de los seis millones de musulmanes franceses.
Considero que las prácticas religiosas están en manos de cada cual y, si por alguna razón la sociedad, considera inadecuado alguna de estas, se debe trabajar en la raiz de tales cosas antes de generar leyes en la cual pagan “justos por pecadores”.
Si el cubrir su cuerpo o rostros es un asunto moral para los musulmanes habria que ver qué tanto sufren las mujeres al dejarlo de hacer o, por lo contarrio, qué tanto están obligadas a vestir asi en contra de voluntad. En Francia, una sociedad libre; nadie puede, por ley, obligar a otra persona a hacer algo; las tradiciones religiosas convertidas en ley en los paises musulmanes pueden adquirir otro matiz en ese país y es alli donde hay oportunidad de permear a esta comunidad de los nuevos valores morales en la tierra donde han llegado y, aunque a más largo plazo se tendría un resultado más profundo; aquello que se hace por obligación no está enraizado en nuestra voluntad y tendemos entonces a violar las prohibición y a luchar por anularla; de hecho las leyes, la constitución, en un país democrático al menos, pueden cambiar y la campaña contra la burka puede tener su vaivenes; sin embargo, si la mujer musulmana-francesa decide alguan vez librarse de sus ataduras, entonces, no habrá marcha atrás.
1 comentario:
Agudo y espinoso tema, en el que, sin mebargo y en contra de muchas opiniones de mi entrorno, coincido contigo. No son la ley ni las prohibiciones de uno u otro lado las que transformasn las conciencias... En cambio, se pone en cuatión el asunto de la loibertad individual... En, fin, ya veremos en qué terminba este largo ya debate.
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