Imagínese que un buen dia usted abre la ventana de su casa o sale a su balcón y ve pasar por la calle un tanque de guerra sin su país tener un conflicto bélico con otro.
Por supuesto que estoy describiendo lo que puede haber pasado a cualquier vecino de Georgia, fuera de las fronteras de South Ossetia una vez desbordado el imponente rio metálico fuera de los objetivos primarios, sustentados por alguna lógica, de la intervención rusa.
El conflicto actual en esta localidad autónoma tiene sus antecedentes en la agudización de las fricciones entre nacionales y rusos alli residentes hace más de una década derivando esto en la intervención de tropas de paz rusas de manera permanente.
Por aquella fecha también se desarrollaba el «Conflicto de los Balcanes» durante el cual la intolerancia y el racismo como primer plano de otros intereses, imponian una existencia seminómada a miles de personas en un continente ajeno a estas experiencias desde la rendición de las tropas nazis, eso también es surrealismo «real» valga la contradicción.
Si de invasiones en Europa se trata, la memoria más reciente, sin embargo, la brinda la propia Rusia en sus intervenciones en Checoslovakia y Polonia; estas acciones atendían a la necesidad de un equilibrio ideológico-político y geográfico (¿militar?) durante la guerra fria mientras Estados Unidos emprendía hacía todo lo posible, directa e indirectamente para evitar la proliferaración del comunismo; ambas actitudes descansaban aún en cierta lógica.
La presencia abrumadora de personal y equipo bélico ruso en South Ossetia también pudieran estar dentro de los parámetros de la normalidad con el crecimiento de las tensiones en esta región meses después de la re-elección de Saakhasvilli y el trasfondo del los recientes intercambios nada amistosos entre Moscú y Washington dadas las conversaciones de este último para instalar un escudo antimisil en paises perisféricos de Rusia.
La evocación del surrealismo ha surgido hoy cuando leí un material en eurasianet.org donde se describía cómo los soldados rusos, ya en la ciudad de Poti, puerto al Mar Negro han comenzado a saquear, como corsarios modernos, contenedores de ropa y otros útiles; se ha descrito por testigos presenciales a militares calzando zapatos deportivos sacados de estas arcas; las irrespetuosas columnas de tanques pasan a lo largo de las calles sin tener una relación directa con la población civil (tras los trágicos choques de los primeros dias); pero establecienco puntos de control y ahora desvalijando impunemente lo que pueden.
Todo esto sucede mientras a Condoleeza Rice se le presenta como «el rostro del dia» en el Nuevo Herald de Miami por haber logrado el acuerdo entre las naciones afectadas y Sarkozy trata de hacer lo suyo en representación de la Unión Europea.
No me queda otro papel que el de lejano testigo de estas humillantes acontecimientos inmersos en las miles de injusticias de un mundo donde se lucha por el equilbrio ecológico sin pensar en la necesidad de un equilibro antropológico, aunque si de lógica se trata, bien mal andamos.