Mucho se ha hablado ya del equilibrio ecológico. Según algunas versiones es el hombre quien se ha salido de las normas y ya no hay marcha atrás en su demoledora presencia en el planeta; su carácter voraz y suicida acabará con su casa más de prisa de lo calculado; no se sabe si nos dará tiempo a emigrar a otro sitio donde haremos lo mismo cual esos extraterrestres del film norteamericano "Independence Day" (versión de "La guerra de los mundos" de H.G. Wells) a quienes encontramos tan repugnantes.
Un aspecto preocupante para la conservación del equilibrio de la naturaleza para bien de la permannecia de la vida es, a mi entender, el desequilibrio entre los miembros de la raza humana en eso que llamamos sociedad; hay dos extremos dentro de esta que atentan indiscriminadamente contra el saludable balance natural: los grandes empresarios ocupados sólo de sus ganancias y aquellos a quienes el sólo hecho de procurarse la comida diaría es suficiente; no es la ecología, tan abstracta lo que les conminará a observar una conducta amistosa con la madre natura... amén de eso existen otras escalas: aquél agricultor que si produce más con yerbicidas y asi puede pagar la escuela de sus hijos tampoco va a renunciar a tales ventajas o el ciudadano medio, lleno de comodidades sin averiguar de donde salen, qué importa si las semillas del tomate son trangénicas si este es del triple de tamaño o si el carro contamina, uno más.
Siguiendo estas reflexiones me he preguntado hoy: ¿Es posible hablar de la lucha por el equilibrio natural, la conservación del Medio Ambiente si no hay un equilibrio antropológico? El equilibrio tiene que ser social y político siendo estos los sustentadores de la convivencia humana, el resto de los animales se las han arreglado de otra manera. Para comenzar es mandatoria una comprensión entre todas las partes, una aceptación tácita de la existencia de corrientes de pensamiento diferentes y hasta contrarias a la nuestra con las cuales TENEMOS que convivir.
El Homo Sapiens (a veces estoy tentado de entrecomillar esto de «sapiens») está en la obligación de procurar una existencia digna y lógica para todos sus congéneres y un respeto por el administrador de cada territorio por pequeño que sea; después de esto podremos hablar de una lucha global para salvar La Tierra.