Las cosas en Cuba cambian aceleradamente quedan recuerdos de la experiencia personal y aqui encontré esto escrito hace unos seis años; comienza como una irónica reflexión sobre las dietas alternativa mas le invito a seguir leyendo.
Una de las obcesiones de nuestros tiempos es la buena figura, el estar en forma; esta ineludible demanda deriva, sin duda alguna, de la casi inevitable obcesión por el sexo omnipresente en nuestra cotidianidad cuando nos sometemos al implacable bombardeo de los medios masivos de comunicación; para ser pues sexualmente apetecibles, prioridad en nuestra vida contemporánea, debemos lograr la buena figura según los cánones establecidos generalmente por Hollywood y el mundo de la moda. Para lograr este importante objetivo hay dos vias convertidas también hoy dia en obseciones: los ejercicios y las dietas…; desafortunadamente la efectividad de estas dos variantes de la frivolidad (cuando se hace bajo las premisas anteriormente planteadas, no tengo nada en contra de la vida sana) pueden depender de otro factor obcesionante: el dinero; hay que pagar por gimnasios, entrenadores, aparatos para cuadricular el abdomen y para complementar esto se paga por nutriconistas, libros de dietas « gratuitos » para las primeras treinta llamadas pero convoyados con costosas dietas ; también pagamos por productos dietéticos y si estás en la onda naturista pagarás más por un esmirriado tomate salido supuestamente sin ayuda del abono artificial de la madre tierra que por su jugoso primo comprado en un mercado convencional.
No obstante el ingenio popular ha alcanzado a solucionar esto de los grandes gastos y han surgido muchos métodos que si bien poco avalados por los especialistas son seguidos con fe y la fe mueve montañas incluidas las de grasa; como el noventa y nueve por ciento de quienes comienzan una dieta no la siguen la efectividad de estas nunca es corroborada pero tampoco puede ser rebatida por falta de pruebas contundentes…
Entremos pues al mundo de las dietas alternativas:
Una de las más conocidas dietas de este tipo es la de semilla de frutabomba, papaya para la mayoría de los paises -me permito emplear el témino cubano pues ninguno de mis compatriotas estaría dispuesto a someterse a una “dieta de la papaya”-. Se supone que si comenzamos ingiriendo el primer dia de poner en práctica esta dieta una semilla de este fruto y al segundo dos y así aumentamos dia a día una semilla hasta dos semanas, o sea hasta catorce semillas y luego vamos descendiendo otra vez uno a uno el número de semillas, cuando volvamos a tomar una sola, es decir en el dia veintiocho, lo cual es un mes lunar y le agrega algo de misterio al asunto ; podremos ver algún resultado; quienes aconsejan este método siempre olvidan advertir que la semillita o semillitas es lo único que se debe comer en el día, de manera que de frutabomba o mango yo creo que tal austeridad alimenticia haría bajar de peso o morir de hambre al más pinto…
Hablando de luna he oido hablar de la dieta de la luna y la he simplificado: comience la dieta con luna llena; ese dia consuma un plato lleno, tal y como lo hace a diario, ya sea una o dos veces al día, acorde a su costumbre; según vaya avanzando el ciclo lunar usted vaya quitando porciones a su plato proporcionalmente a como ve redudir el tamaño del satélite terrestre... de esta manera cuando haya media luna usted estará comiendo la mitad de lo acostumbrado, en cuarto creciente su ración se verá reducida sustancialmente y en esos dias cuando la luna no muestra su cara no queremos verle la suya pero le aseguro un exito total en unos cuantos ciclos lunares.
Existe también la dieta cubana… muchos dudarán de mi seriedad pensando inmediatamente en arroz, frijoles y carne de puerco, confundiendo la “dieta cubana” con la “dieta de Hialiah” siendo estas bien distintas, la última no es apta para hipertensos ni diabéticos, ni para nadie que quiera usar menos de una talla cuarenta de cintura; La dieta cubana que menciono es la dieta regida por la Libreta de Abastecimiento inventada y puesta en práctica desde hace varias décadas en la isla.
Para comenzar usted debe conseguirse un original o copia de este documento; y le ratifico el verbo “conseguir” pues con el sólo hecho de intentar adquirir algo de dificil obtención, usted estará aplicando un concepto implantado en Cuba desde que las cosas no se compran normalmente en cualquier mercado; de esta manera estará dando el primer paso en este sistema perdiendo alguna librita pugilateando algo que no está a su alcance. Para facilitarle la búsqueda le sugiero contactar con alguno de los tantos cubanos que visitan a la familia en su tierra.
Una vez adquirido el preciado talonario obsérvelo y estúdielo, probablemente necesite asesoría de algún cubano que no lleve más de cinco años fuera de su patria pues hay cosas que se prefieren olvidar; una vez descifrado el enjambre de cuadrículas, terminología y caligrafias allí asentadas intente vivir estrictamente con las cantidad de frijoles, arroz, aceite, azúcar, café y productos cárnicos allí reflejados– lo de productos cárnicos es un eufemismo o utopía pero al menos hay una hoja asignada a esto en la susodicha “libreta”-; es bueno aclararle que el pan que alli se marca no es una libra del aquí llamado imprecisamente “pan cubano” ni un “loaf” rebanado en “slides”, sino una pequeña porción que se endurecerá antes del mediodia y no debe ser untada con nada de mantequilla, jelly, queso crema y mucho menos aceite asi sea el de cocinar pues apenas le alcanzará este para freir los tres huevos del mes o las viandas que pudieran estar llegando al puesto según usted se entere por el noticiero como anda la producción nacional, exceptuando la malanga y el plátano macho restringido a ciertas edades… hablando de edades si tiene más de siete años o menos de sesenta y cinco olvídese de la leche a no ser una lata de condensada cada quince dias y compre refresco sólo el dia de su cumpleaños -hasta los catorce cumplidos, claro-
Para una asimilación paulatina de este subsistema alimentario- parte de otro gran sistema de restricciones- le propongo dos fases; en una le permitiré consumir lo que habitualmente estaba a dispocición del cubano promedio en los años ochenta; en esta primera etapa, si no fuma puede cambiar las tres cajas de cigarros asignadas por arroz o leche y así va « escapando »; pudiera consumilr algún dulce de vez en cuando, como encontrado por azar en una cafetería- masarreal, tortica de Morón o “marquesita” a dos por persona; ni se le vaya a ocurrir un cabezote, capuchino o eclear…, recuerde aquello de ¿qué bolá con los pasteles? o ¿que bolá con tu “cake”?, frases populares que ilustran la ausencia de estos productos-. En la segunda etapa autoimpóngase un período especial donde no habrá absolutamente ningún dulce ni derivado de la leche, si la penuria es mucha, permítase comprar una barrita de dulce de guayaba a contrabando o esos “coquitos” hechos de zanahoria molida… si sucumbiera a la tentación del helado sólo consuma de vainilla tras tres horas al sol -usted, el helado se derretiría- tampoco tendrá acceso a frutas por muy saludable que pudiera parecer a no ser que sean desviadas de los compromisos de exportación por algún atraso con la transportación o cancelación de contrato… las toronjas son muy preciadas pues con sus lonjas en vez de dulce – las tres libras de azucar del mes mejor las convierte en agua de azúcar para acostarse sin dolor de estómago- las puede adobar para hacerce la idea que come un “bisté”; de igual manera puede hacerse la ilusión que come picadillo con cáscara de plátano molida…
Para completar este efectivo método puede interrumpir el fluido electrico de su casa por unas cuantas horas al dia a imitación de un apagón, así el clima de esta ciudad, tan parecido al de Cuba, le hará bajar unas cuantas libritas sudando… otras prácticas complementarias son ir al trabajo en bicicleta, al mercado a pie y esperar de pié un mínimo de dos horas antes de comprar cualquier producto… Como toda dieta esta también tiene sus incentivos a los logros; cada vez que pierda diez o quince libras puede imaginar que su familia le manda dólares de Miami y comprar jamón, queso, chorizo, alguna carne de res o pollo u otros lujos, esto rompería esta estricta dieta que no dejará aflorar una gota de grasa en su cuerpo pero no es bueno exagerar pues si se concentra demasiado el mal humor y la desesperanza lo harán sobrepasar el objetivo de ponerse en forma para llevarlo a un estado de desesperación y no queremos que se ponga a reunir tablas y llantas de auto para echarse al mar, aunque si así sucediera tampoco vaya a Home Depot o Pep Boys, intente conseguirlas como la consigue cualquiera en La Habana y quizá le de tiempo para reacionar y darse cuenta que ya usted esta de este lado y que sólo intentaba bajar de peso… me dará la razón entonces en que esta es la dieta más efectiva, no obstante, si usted tiene algun testimonio de la dieta en el sitio de Leningrado o en algún gheto judio durante la segunda guerra mundial o incluso de la dieta de los esclavos bajo el sistema colonial español podría intentar aplicarlas aunque le adelanto que la ventaja de la dieta cubana es su vigencia y el potencial de millones asesores especialistas, más del noventa porciento de estos en práctica diaria y obligatoria.
Aprox. abril MMII
No obstante el ingenio popular ha alcanzado a solucionar esto de los grandes gastos y han surgido muchos métodos que si bien poco avalados por los especialistas son seguidos con fe y la fe mueve montañas incluidas las de grasa; como el noventa y nueve por ciento de quienes comienzan una dieta no la siguen la efectividad de estas nunca es corroborada pero tampoco puede ser rebatida por falta de pruebas contundentes…
Entremos pues al mundo de las dietas alternativas:
Una de las más conocidas dietas de este tipo es la de semilla de frutabomba, papaya para la mayoría de los paises -me permito emplear el témino cubano pues ninguno de mis compatriotas estaría dispuesto a someterse a una “dieta de la papaya”-. Se supone que si comenzamos ingiriendo el primer dia de poner en práctica esta dieta una semilla de este fruto y al segundo dos y así aumentamos dia a día una semilla hasta dos semanas, o sea hasta catorce semillas y luego vamos descendiendo otra vez uno a uno el número de semillas, cuando volvamos a tomar una sola, es decir en el dia veintiocho, lo cual es un mes lunar y le agrega algo de misterio al asunto ; podremos ver algún resultado; quienes aconsejan este método siempre olvidan advertir que la semillita o semillitas es lo único que se debe comer en el día, de manera que de frutabomba o mango yo creo que tal austeridad alimenticia haría bajar de peso o morir de hambre al más pinto…
Hablando de luna he oido hablar de la dieta de la luna y la he simplificado: comience la dieta con luna llena; ese dia consuma un plato lleno, tal y como lo hace a diario, ya sea una o dos veces al día, acorde a su costumbre; según vaya avanzando el ciclo lunar usted vaya quitando porciones a su plato proporcionalmente a como ve redudir el tamaño del satélite terrestre... de esta manera cuando haya media luna usted estará comiendo la mitad de lo acostumbrado, en cuarto creciente su ración se verá reducida sustancialmente y en esos dias cuando la luna no muestra su cara no queremos verle la suya pero le aseguro un exito total en unos cuantos ciclos lunares.
Existe también la dieta cubana… muchos dudarán de mi seriedad pensando inmediatamente en arroz, frijoles y carne de puerco, confundiendo la “dieta cubana” con la “dieta de Hialiah” siendo estas bien distintas, la última no es apta para hipertensos ni diabéticos, ni para nadie que quiera usar menos de una talla cuarenta de cintura; La dieta cubana que menciono es la dieta regida por la Libreta de Abastecimiento inventada y puesta en práctica desde hace varias décadas en la isla.
Para comenzar usted debe conseguirse un original o copia de este documento; y le ratifico el verbo “conseguir” pues con el sólo hecho de intentar adquirir algo de dificil obtención, usted estará aplicando un concepto implantado en Cuba desde que las cosas no se compran normalmente en cualquier mercado; de esta manera estará dando el primer paso en este sistema perdiendo alguna librita pugilateando algo que no está a su alcance. Para facilitarle la búsqueda le sugiero contactar con alguno de los tantos cubanos que visitan a la familia en su tierra.
Una vez adquirido el preciado talonario obsérvelo y estúdielo, probablemente necesite asesoría de algún cubano que no lleve más de cinco años fuera de su patria pues hay cosas que se prefieren olvidar; una vez descifrado el enjambre de cuadrículas, terminología y caligrafias allí asentadas intente vivir estrictamente con las cantidad de frijoles, arroz, aceite, azúcar, café y productos cárnicos allí reflejados– lo de productos cárnicos es un eufemismo o utopía pero al menos hay una hoja asignada a esto en la susodicha “libreta”-; es bueno aclararle que el pan que alli se marca no es una libra del aquí llamado imprecisamente “pan cubano” ni un “loaf” rebanado en “slides”, sino una pequeña porción que se endurecerá antes del mediodia y no debe ser untada con nada de mantequilla, jelly, queso crema y mucho menos aceite asi sea el de cocinar pues apenas le alcanzará este para freir los tres huevos del mes o las viandas que pudieran estar llegando al puesto según usted se entere por el noticiero como anda la producción nacional, exceptuando la malanga y el plátano macho restringido a ciertas edades… hablando de edades si tiene más de siete años o menos de sesenta y cinco olvídese de la leche a no ser una lata de condensada cada quince dias y compre refresco sólo el dia de su cumpleaños -hasta los catorce cumplidos, claro-
Para una asimilación paulatina de este subsistema alimentario- parte de otro gran sistema de restricciones- le propongo dos fases; en una le permitiré consumir lo que habitualmente estaba a dispocición del cubano promedio en los años ochenta; en esta primera etapa, si no fuma puede cambiar las tres cajas de cigarros asignadas por arroz o leche y así va « escapando »; pudiera consumilr algún dulce de vez en cuando, como encontrado por azar en una cafetería- masarreal, tortica de Morón o “marquesita” a dos por persona; ni se le vaya a ocurrir un cabezote, capuchino o eclear…, recuerde aquello de ¿qué bolá con los pasteles? o ¿que bolá con tu “cake”?, frases populares que ilustran la ausencia de estos productos-. En la segunda etapa autoimpóngase un período especial donde no habrá absolutamente ningún dulce ni derivado de la leche, si la penuria es mucha, permítase comprar una barrita de dulce de guayaba a contrabando o esos “coquitos” hechos de zanahoria molida… si sucumbiera a la tentación del helado sólo consuma de vainilla tras tres horas al sol -usted, el helado se derretiría- tampoco tendrá acceso a frutas por muy saludable que pudiera parecer a no ser que sean desviadas de los compromisos de exportación por algún atraso con la transportación o cancelación de contrato… las toronjas son muy preciadas pues con sus lonjas en vez de dulce – las tres libras de azucar del mes mejor las convierte en agua de azúcar para acostarse sin dolor de estómago- las puede adobar para hacerce la idea que come un “bisté”; de igual manera puede hacerse la ilusión que come picadillo con cáscara de plátano molida…
Para completar este efectivo método puede interrumpir el fluido electrico de su casa por unas cuantas horas al dia a imitación de un apagón, así el clima de esta ciudad, tan parecido al de Cuba, le hará bajar unas cuantas libritas sudando… otras prácticas complementarias son ir al trabajo en bicicleta, al mercado a pie y esperar de pié un mínimo de dos horas antes de comprar cualquier producto… Como toda dieta esta también tiene sus incentivos a los logros; cada vez que pierda diez o quince libras puede imaginar que su familia le manda dólares de Miami y comprar jamón, queso, chorizo, alguna carne de res o pollo u otros lujos, esto rompería esta estricta dieta que no dejará aflorar una gota de grasa en su cuerpo pero no es bueno exagerar pues si se concentra demasiado el mal humor y la desesperanza lo harán sobrepasar el objetivo de ponerse en forma para llevarlo a un estado de desesperación y no queremos que se ponga a reunir tablas y llantas de auto para echarse al mar, aunque si así sucediera tampoco vaya a Home Depot o Pep Boys, intente conseguirlas como la consigue cualquiera en La Habana y quizá le de tiempo para reacionar y darse cuenta que ya usted esta de este lado y que sólo intentaba bajar de peso… me dará la razón entonces en que esta es la dieta más efectiva, no obstante, si usted tiene algun testimonio de la dieta en el sitio de Leningrado o en algún gheto judio durante la segunda guerra mundial o incluso de la dieta de los esclavos bajo el sistema colonial español podría intentar aplicarlas aunque le adelanto que la ventaja de la dieta cubana es su vigencia y el potencial de millones asesores especialistas, más del noventa porciento de estos en práctica diaria y obligatoria.
Aprox. abril MMII
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