En muchas ocasiones voy caminando por la calle y me dicto un cuento, voy describiendo todo a mi alrededor lo cual, combinado con algunas reflexiones, perfilan una historia o más bien una semblanza; podríase deducir de esto que las caminatas son saludables para mi afición a la literatura, sin embargo, la mayoría de estas cosas elaboradas en mi cabeza mientras mis piernas me trasladan se quedan en el camino, las dejo en la calle..... de la puerta hacia dentro y frente a la pantalla del computador conde comienzo a escribir desde cero... a veces recuerdo someramente aquello concebido en el camino y en verdad me ayuda, mas no « siento » lo mismo, no me salen las asociaciones tan vívidas o no sé... quizás esa eso de la inspiración y por ello los poetas tienen sus libretitas o papeles, no sé por qué casi siempre estrujados, para atrapar a las musas donde quiera que vayan.... los policias, al menos los de las peliculas americanas, también tienen sus libretitas de anotaciones, pero ellos, sobretodo los del FBI, no atrapan a nadie, esa tarea el director del filme se la deja al investigador privado quien se queda con la muchacha al final.
Hoy ni siquera he salido a la calle, es casi mediodía, el sol arroja sus dardos a quien ose tocar el asfalto allá afuera, eso me ha cohibido iniciar una caminata inspiradora ; le he dedicado la mañana a dos o tres cosas frente a esta pantalla y a veces me aburro, el tedio me alcanza; me levanto e intento ver algo en la tele, que ingenuidad... tomo un libro... me revuelco en el espacio como en la cama en las noches, como las palabras en mi cabeza sin mucho orden ni rumbo ; ¡si fuera todo tan ordenado como en el almanaque ! ahi los dia numerados, las páginas cuadriculadas dan la idea del paso del tiempo sin la premura del su apresurado pariente marca-horas pero tan igual de inviolable y fatal .