El primer texto de este blog se publicó el 19 de enero de 2008.

lunes, 28 de julio de 2008

Un pedazo de cielo cayó,
bloque perfecto azul cielo matizado de blancos, dejando una estela de arcoiris en su vertical descenso ; pese al estruendoso impacto con la superficie de la acera no dejó huella alguna; parecía depositado allí para demostrar la existencia de los milagros.
Todos miraron inmediatamente hacia arriba por aquella costumbre de tratar de ver de donde vienen las cosas antes de prestarle, mucho menos regalarle, atención. Una vez procesada la noticia por las agencias de prensa y las publicaciones para ser servida a los millones de dependientes usuarios, consumidores de hechos de segunda mano, se le dieron diferentes interpretaciones al original y hasta gracioso "fenómeno" (esta último denominación circuló, por supuesto, en las publicaciones científicas): En la India se afirmó que era un dado de Brahma para decidir la suerte del caótico mundo y había que esperar la caída del segundo pues los dados suelen venir en pares... en China se le bautizó como "la silla celestial"
Mientras, se hurgaba en el cielo para determinar el punto exacto de origen de aquello de todos conocido por fotos, diapositivas, videos, portadas de revistas y primeras planas de diarios, al menos mientras fue novedad; también ocupó lugar en etiquetas de productos de "divino sabor". Así se insertó en la cotidianidad de la vida citadina donde de estorbo ineludible pasó a soporte de cigarrillos o vasos desechables mientras se esperaba el bus; el hollín lo acercaba a ser un muro más.
Cada vez se emitían más criterios y se especulaba más acerca del pedazo de cielo que faltaría allá arriba ¿qué constelación afectó? ¿vendría de algún agujero negro? y se observaban reproducciones de las primeras instantáneas tomadas al objeto.
Todo se desarrollaba en teorias y especulaciones hasta que alguien, en medio de hipótesis, reclamó que no podían seguir trabajando con sólo abstractos pues ¿quién había inventado eso de un pedazo se cielo caído...?. Indignados o sorprendidos por semejante pérdida de tiempo o rigor científico fueron a buscar al promotor de aquellos debates... Nadie recordaba quien dió la primera noticia ni se podía precisar el lugar exacto del suceso y entre búsquedas y desbúsquedas se diluyó el caso y quizás también el pedazo de cielo, empolvado, con graffittis, entre prisas e indiferencias de una ciudad.

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